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Un duro, sufrido y largo viaje

a lo desconocido

El lunes 20 de febrero decidí dejar el hostel Tetris me levanté temprano desayuné bien, la mochila la había armado el día anterior. Así que calculo que me levanté a las 09:00 h. Preparé el desayuno y preparé varios sándwiches, tomé un buen café y me acerqué al recepcionista, le pregunté si tenía un pedazo de cartón para poder hacer un cartel y me dijo que en la cocina había y que lo podía agarrar. Ya con el cartón en la mano le digo si me podía escribir Río Janeiro, Florianópolis o lo que puedas. Cuando todo estaba listo agarré la mochila me despedí y emprendí un nuevo viaje con destino a Río de Janeiro sin saber el idioma, sin conocer a nadie, sin saber a donde me estaba yendo, ni nada que te puedas imaginar, tampoco sabía como era Río de Janeiro, lo único que sabía era el nombre jajaja.

Salí con un pequeño mapa de Foz do Iguazú que me lo dieron en el hostel que me indicaba hacía donde estaba la ruta que tenía que tomar para poder hacer dedo.
Me acuerdo era una mañana un poco fresca, corría un viento que te acariciaba la piel, muy lindo el clima para ese día por suerte, fui caminando y me acercó a la casa de una señora y le digo si me podría cambiar un poco de agua que si tenía una botella mejor, ella agarra y me trae una botella de agua fría y me dice puedes llevarla, se lo agradezco y seguí caminando mirando el mapa más o menos me estaba ubicando, hasta que llegué a una calle en sentido diagonal que creía que era donde tenía que doblar, miró el nombre y era la calle la que tenía que ir.
En el camino me crucé con un cordobés le pregunté si estaba bueno hacer dedo ahí y me dijo que no, que tenía que tomarte un colectivo hasta no recuerdo donde pero yo le dije no chavon, yo me voy caminando voy a hacer el viaje a dedo, él se rió me dijo suerte, seguí caminando que falta mucho.
Tenía una gran vista en aquel lugar, mucho verde por donde miraras, en el medio de la ruta tenía una gran paisaje de muchas plantas, esa vista te enamora.
Creo que no tendría otra oportunidad de estar en el lugar que estuve y pudiéndolo caminar, para mí eso era viajar, conocer los maravillosos lugares del mundo, no me preocupaba mucho en el lugar que estaba yo disfrutaba de aquella vista que no la tendría de nuevo o en poco tiempo, porque yo no sabía dónde iba ni cuándo volvería entonces yo admiraba mucho el lugar en el que me encontraba en el momento.
En el camino encontré un cobertor al parecer se cayó de un auto porque tenía un aroma muy rico y estaba limpio, así que dije para algo va a servir entonces la agarre y lo guarde en la mochila. Seguí caminando y encuentro una toallita roja dije pero algo me va a servir agarré y me la puso por la cabeza, el calor está bastante fuerte y se hacía sentir al estar tanto tiempo en el sol. Pero valió la pena porque muchos podrán asombrarse al ver una foto de ese lugar, pero yo estuve ahí, me lo pasé caminando, una vista que no te podrás olvidar por su encantador paisaje.
Se podía apreciar como se trabaja en el campo con las maquinas en la tierra, muchos animales comiendo ese verde cabello de la tierra.
Son presentes que la vida te da, el estar en el momento y lugar indicado.
Me acuerdo que pasé varios controles de policía caminando tranqui de la vida. Al pasar el último control no sabes qué hermosa vista se me viene acá en la cabeza tan majestuoso retrato natural. Nunca lo había pensado, ni por un segundo que podría estar en ese lugar, pero ahí es el lugar al que vas, justo al que menos lo piensas o imaginas.
Después de admirar ese gran lugar decidí quitarme las zapatillas y ponerme las ojotas. Ni te imaginas ese alivio que sentí al hacer eso. No me había dado pero los dos pies los tenía muy lastimado de tanto caminar con las zapatillas que se rompieron en esa larga caminata, eran ampollas tan grandes, que solo las había visto por Internet cuando sin querer abrís una imagen que no te das cuenta, la parte justo detrás de los dedos y en el talón, casi que se me reventaban los pies, eran dos gigantes en cada pie las mismas.
Creo que camine unos 15 kilómetros o un poco más.
Al hacer ese cambio ya ni podía moverme de tanto dolor, ahí estaba esté loco Feda, en el medio de esa obra de arte natural sin conseguir caminar y con dos mochilas con el buen peso que cargaba.
En ningún momento me lamenté en el lugar que me encontraba, ya que nadie me obligo a hacer nada, estaba en el lugar que estaba y como estaba porque yo quise.

Son las anécdotas inolvidables de los viajes.
Por fin después de un tiempo para una combi, me costó caminar hasta la ventana para poder hablar con el señor, abre la puerta y comencé nuevamente a moverme (uffff está sensación de viajar que se te viene a la cabeza al estar escribiendo esto es tan placentera y te llama a viajar nuevamente).
El señor muy era buena amable, le digo que le daría un regalo pero él me dice que no hacía falta, igual le digo no pasa nada yo se lo quiero dar y ahí sacó el cobertor y quedó como Gardel (como el dicho) me agradeció, fuimos conversando de varias cosas, era dueño de varios hostels y trabajaba con electrónica, al bajarme de la combi porque el se quedaba en el pueblo que habíamos llegado me da su tarjeta y me dice cuando vuelvas para Argentina que lo llamara si es que me interesaba trabajar el, que podía trabajar viajando por el mundo y me regala $100 (pesos argentinos) se lo agradezco y le digo que cuando vuelva de Brasil lo llamaba, en ese momento se me cruzó por la cabeza la película ~Into the Wild~, una película mochilera.
El viaje no terminaba en ese lugar así que continuó el camino un poco más, habrán sido un kilómetro y medio que pareció que fue más por el más estado que tenía los pies y ahí me dispongo a hacer dedo nuevamente y tuve mucha suerte ya que un auto paró rápido, el nada más hablaba portugués, así que no lo pude comprender mucho que digamos. Al bajarme me regaló cuatro reales en monedas y sigo el camino porque todavía faltaba y mucho para llegar a Río de Janeiro, busqué una buena ubicación para hacer dedo nuevamente pero nadie paraba, estaba difícil y se venía la noche en unas horas.
Me di cuenta que allí anochecía más temprano.

Habrán pasado más o menos 3 horas y para un auto con dos chavones los dos hablaban solo portugués y nada de español me preguntaron a dónde iba y les respondí a Río Janeiro pero con lo que pueda me sirve, no entendí lo que me dijeron, porque hablaron algo de San Pablo pero no estuvimos ni cerca de allá jajaja y subí me llevaron un buen trecho y me dejaron en una estación de servicio en la que había varios camioneros en Matelândia.
En menos de 10 minutos la lluvia llego, fue bastante fuerte que por suerte paró rápido y en eso me fui a buscar dónde podía acampar.
Terminé llegando a un restaurante, en el que pregunté si podía armar la carpa ahí y me dijeron que espere que llegará el dueño, entonces me senté en banco que había en el lugar y luego de un buen rato llego el dueño en una combi como la maquina del misterio de Scooby Doo, solo que era Blanca. Le pregunté si es que podía armar la carpa ahí a lo que me responde tranquilo y después de eso me habían preguntado si quería comer algo, a lo que les respondo bueno, entonces prendieron fuego y se pusieron a hacer un asado y trajeron unas cervezas, eran los dueños del restaurante, el hijo con su pareja y la nieta, el lugar estaba cerrado, era de casualidad que los haya encontrado un Domingo ahí, el lugar era Restaurante e Lanchonete Cadini , me decían que estaba loco para hacer ese viaje a Río de Janeiro, sin entender nada de portugués, todos fueron muy gentiles y amables.

El señor era dueño de la estación de servicios así que abrió el baño y me fui a dormir ahí dentro, en la ducha, era bastante grande, así que acomodé todas las cosas que tenía y me dormí cómodo.

Me habían dicho que me despierte tipo 05:30 para el desayuno, así que me desperté un poco antes y fui al restaurante en donde me invitaron café con una empanda de carne bastante grande, nunca había mezclado esas dos cosas, pero dije estoy en Brasil esto debe ser común acá vamos a probar, también me regalaron una bolsa llena de cosas para comer y cosas de baño, la verdad que fueron muy buenas personas.
Me acuerdo que mientras esperaba que preparen el café, las ampollas en los pies me mataban, así que decidí pincharlas, fue un proceso lento y un poco doloroso, lo único que tenía para hacerlo era un alambre un poco oxidado en la mochila, así que agarro una punta y me la cable varias veces en cada ampolla para poder sacar el agua que tanto dolor me daba, no me imaginé que ese dolor se multiplicaría y por mucho más al hacer eso, pero fue un momento de satisfacción el poder hacer eso.
Al acabar el desayuno fui a hacer dedo nuevamente, mientras esperaba me compré una crema para los pies, ya que el con el caminar sangraban un poco y del dolor ni te cuento.
Después de esa espera llegó un señor que me lleva hasta Cascavel, 73 kilómetros desde donde estaba. Fui aprendiendo portugués con él, fuimos hablando un poco de todo, me contó que en su juventud hizo muchos viajes como lo que yo estaba haciendo mientras estaba en el servicio militar, me dejó en un control policial en el que me dijo que ahí tendría suerte y siguió su camino.

Casi fueron 2 horas y media hasta que para una camioneta, era un paraguayo hablando en portugués yo le digo eu vou para Río de Janeiro y ahí me dice sos argentino o paraguayo le digo argentino chavon, con lo que él me responde yo paraguayo y estoy yendo para Curitiba y yo de un chavony ahí cargo la mochila en la camioneta y emprendimos el viaje, en el viaje hicimos varias paradas para cargar más agua para el tere, ir al baño y pasar a buscar a unos amigos de él que iban para un lugar después de Curitiba.
Me hizo dar un gran avancé el viaje de 600 yun poco mas de km., llegamos más o menos 21:30h y me dejó en una estación de servicio, me dijo que en ese lugar tendría suerte. Me despedí y le agradecí por el gran empujón que me dio.

Entré en la estación de servicio y pregunté si podría armar la carpa, a lo que no se negaron, un lugar muy bueno, me conecté al Wifi, para ver en donde estaba, hable con algunas personas para contarle de la travesía, hasta dormirme.
Al otro día fui a lavarme los dientes temprano para ir a hacer dedo, pero nadie paraba y se hacían las 10:00, entonces volví a la estación a conectarme al Wifi y empecé a hablar con hostels hasta que uno me dice que todo bien.

Le había dicho que en 3 días llegaría, sin saber en realidad cuanto tardaría y eso que estaba a 850 km. como había conseguido un hostel salí motivado a hacer dedo y en eso paró un auto que me llevó unos 8 a 12 kilómetros, yo había entendido que iba a ir 80 km. pero no fue así.
Desde ahí me pasé con varias personas con las que pensé que iba a haber problemas, pero siempre con la mirada en alto y para el frente, no pasó nada y buenas actitudes no hay nada malo que contar.
No lo sabía pero en el lugar en el que me encontraba era un lugar que estaba rodeado de favelas y yo ni enterado.
Estuve ahí varado un poco en el medio de la ruta con los pies que pedían auxilio, estaba ahí solo, nadie me iba a ir a buscar ni nada, era seguir o seguir, con ese dolor que parecían cuchillos en los pies.

Esos son los momentos en los que sacas fuerzas de donde no las hay, ya que si no seguís nunca saldrás de ese lugar.
Conseguí caminar y me acostumbre a ese gran dolor, ya era parte de mí carga porque tenía un objetivo y fuera lo que fuera no tiraría la toalla, el dolor sería solo temporal.
No, no te lo podes imaginar lo que es estar ahí si no lo viviste en carne propia.
Un largo camino en el que nadie paraba, era solo caminar en línea recta porque esa era la dirección en la que tenía que ir.
Luego de ir caminando despacio, el camino parecía que era mucho más largo de lo que en realidad era, veo un auto salir de una obra en la que estaban construyendo un edificio parecía, le hago señas para que me lleve y como que no para, le hago gestos como que un corto trecho y ahí paro jajaja, me dejó en una calle en la que podía ir directamente para ir la terminal de Curitiba o probar hacer dedo de nuevo hasta São Paulo, en ese estado que estaba decidí por el segundo, mala decisión. Pensé que iba a tener suerte haciendo dedo, así que no sé porque pero no me quede cerca de ese lugar que era para ir a la terminal y me mandé a caminar y bastante, caminé mucho hasta llegar a una estación de servicio en la que me doy un baño y me conecto al Wifi, no sé porque estuve confiado que iba a poder acampar ahí que ni pregunté. Estaba bastante cansado y cuando pregunté me dijeron que no podía, en mi cabeza digo un loco la puta que lo parió, de nuevo seguía en el medio de la ruta, ya que en los costado de la terminal solo eran terrenos cerrados y con la noche llegando en poco lo único que quería era descansar los pies que los tenía muy mal, para colmo nadie me entendía y tampoco comprendía lo que me decían.
Sabía que hacia atrás había una estación de servicio en la que podría armar la carpa y fue en la que paré al principio, pero me había olvidado que ya había avanzado bastante desde ese lugar, unos 34 km creo que fueron.
Empecé a caminar para ese lugar del que vine, apenas caminando, desconcertado, no sabía en el lugar que me encontraba, estaba sin señal en el celular, sin saber el idioma, de noche, era perdido en otro país, lo único que sí sabía era que si seguía por la ruta que iba a llegar al lugar que estuve, pero estaba super lejos y me dijeron que no era nada seguro por el lugar en el que estuve caminando, no me preocupé mucho por eso, solo quería poder descansar los pies.

El no desistir dio sus frutos, ya que encontré donde acampar, me costó convencer a la chica que me dejará armar la carpa, pero después de un buen tiempo y un señor que se metió en la conversación me dejó quedarme.

Estuve rodeado de camioneros y unos perros así que era un buen lugar, me conecté al Wifi para ver donde estaba, escuchar algo de música y hablar con amigos para contarle por donde estaba.

Los pies que me mataban, eran como cuchillos clavándose en los pies y estaba a 26 km de la terminal de Curitiba.
Al otro día me desperté temprano para emprender el largo camino que aún me esperaba, ya que era caminar o caminar no había otra cosa, así que empecé, quería pasar la ruta pero era imposible porque había muchos autos, camiones, motos, colectivos y todos pasaban muy rápidos, camine hasta donde me había dejado el señor que me dio un aventón el día anterior, pero esa vez tenía como destino la terminal.

En un momento veo que la ruta era un poco larga para seguirla y poder dolar caminando al borde, así que decidí salirme de ahí y empezar a caminar por el césped, que estaba entre las dos direcciones que corría la ruta, fui confiado de que podría pasar sin problemas pero tuve que subir un poco y caminar por la ruta porque había un pequeño lago por el que no conseguiría pasar. En un momento estuve en el medio de la ruta con vehículos en las dos direcciones y bastante rápidos, en una oportunidad que tuve pasé corriendo lo más rápido que pude.

Ya con todo el atajo que tome estaba en la dirección correcta, lo único malo era que estaba bastante lejos aún.
Los pies dolían y mucho, pero no había vuelta atrás o para descansar porque eso solo me retrasaría y quería llegar a la terminal, en el camino que tome luego de un buen rato leo un cartel que dice hotel y digo, ahí me van a entender, tienen que hablar español quería saber si estaba yendo en la dirección correcta y si algún colectivo iba para la terminal, porque en un restaurante anterior me habían dicho que estaba a 14 kilómetros de la terminal, un poquito cerca para ir caminando con las mochilas y con los pies destruidos, así que al pasarme para el hotel veo una placa al costado que decía pasajes!!!! Así que sin dudar entré y preguntó sí iba a Río de Janeiro y me dice que no para mí buena suerte, le pregunté por algún colectivo que vaya hasta la terminal y me dice que en media hora había uno que pasa aquí enfrente, en ese tiempo aproveche y cargué un poco la batería que se me estaba agotando.

Al subir al colectivo me acuerdo bien que pregunté a varias personas si es que estabámos lejos de la terminal y ni nadie me quiso responder, no se quienes se creían que eran, fui bastante educado preguntando si era lejos la terminal desde ahí, hasta que una chica se me acerca y me dice que se bajaba ahí en la terminal y que ella me iba a avisar. Se lo agradezco y me siento a esperar y al pasar unos 20 minutos más o menos había llegado a por fin a la terminal, me bajo confiado que iba a poder comprar el pasaje, entro a la terminal y voy directo hasta la ventanilla preguntó el valor para Río de Janeiro y era R$169 a lo que le respondo en pesos argentinos ¿cuánto es? Y dice que no aceptaba otra moneda que no fuera el Real y el que vendía los pasajes no sabía en donde podía cambiar, que podría ser en el Shopping, que tenía que tomarme un colectivo y 10 minutos y no sé que más, así que empecé a caminar y veo un chico con unas clavas para hacer malabares y le preguntó si él hablaba español me dice que sí, a lo que yo respondo, uhhh loco buena onda y le pregunto ¿dónde podría cambiar plata? y me explica dónde era, el Shopping quedaba a una 5 calles de ahí (nada que ver con lo que me explicaron antes) Le agradecí y fui a mi destino para poder cambiar todo los pesos que me quedaban.

Llegué, era en el segundo piso, ya estaba tenía los Reales. Volví para comprar el pasaje que saldría a las 17:30 y recién eran las 12:20 pero no importaba ya estaba en la terminal con el pasaje y al fin sentado.
Las horas pasaron y se acercaba la hora del micro me dieron ganas de ir al baño pero no quería llevar la mochila porque era pesada y los pies me dolían, así dije voy a dejar la acá y me voy a ir al baño que quedaba a unos 50 o 70 metros de donde estaba, dejé un cargador portátil enchufado junto con la mochila, no había casi nadie, así que confiado me voy, la fui mirando la mochila a lo lejos hasta el momento en que tenía que entrar, en ese momento me olvidé un poco de ella, me relaje, me mojé un poco la cabeza y salgo de lo más bien y por suerte todo estaba en su lugar.
El tiempo pasó y el colectivo se hacía presente.
Paisajes bellísimos por donde mires, lugares indescriptibles, espacios verdes más que majestuosos y yo ahí teniendo la oportunidad de poder verlos, jamás pensé estar en ese lugar haciendo ese viaje y para mí era algo más que loco iba sacando muchas fotos.

Ya cansado me dormí un poco, pero no era muy confortable el colectivo así que fui dormitando todo el viaje.

Al despertarme de varias veces al fin había llegado a Río de Janeiro era una vista más qué hermosa son paisajes y cosas que uno las guarda en la cabeza y no hay forma de que uno se las pueda imaginar de la forma en que yo las vi y sentí al vernos.
Al entrar a la ciudad de Río vi una ciudad muy grande, que en un principio se me hizo similar a Buenos Aires, muchos grafitis por donde se mires y en lugares no pensados.
Ya eran las 07:30 de la mañana y esté largo viaje a Río de Janeiro había llegado a su fin, en donde comenzaría otro para poder entender como hacer para llegar al hostel con el que había hecho contactó.

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