Quién diría que después de esa vuelta por la isla terminaría yendo a visitar a Luis que conocí en la terminal de colectivos de Campo Grande en Río de Janeiro.

Al salir de la isla le mandé mensaje preguntándole si es que estaba en su casa para ir para poder aprovechar a conocer Angra dos Reis y de paso donde vivía el.

Me explico que colectivo tomar y donde bajar para el ir a buscarme en su moto cuando este en el lugar ya que estaba un poco alejado de donde me baje.
De ida a su casa pasamos por un bar y compartimos unas cervezas con una buena charla y de paso ofreció a que me quede en su guest house sin pagar nada.
Tuve la oportunidad de lavar toda mi ropa sucia, porque había ensuciado demasiada ropa en la isla y yo no tenía pensado que sería así, pero por la vuelta de la vida tuve la suerte de cruzarme con él y que me brindé su ayuda.

Tuve una muy buena cama para dormir que no me vino mal después de ese viaje alrededor de la pequeña isla me saco tantas energías.

Y sin saber que terminaría en esa casa tan bonita con tan buena energía y buena gente.
La magia del viaje te abre muchas puertas acompañado de buenas actitudes y acciones muchas más.