
Primera vez que iba a ser un
voluntario en un hostel
Al llegar a posadas me camine bastante, toda la costanera con dos mochilas grandes, que robaba la miradas de todos, fui parando varias veces porque los hombros ya dolían y no quería lastimarme, hasta que al fin llegue al hostel todo transpirado y agotado, tenía varios huéspedes y había una persona esperándome, tenía ya conocidos de la vez anterior y nuevos huéspedes, muy buena onda todos.
Fui directo al cuarto a dejar las cosas y ahí me fui con todos los huéspedes y voluntarios que estaban en una ronda y nos poníamos a contarnos historias de los lugares de donde éramos y que queríamos ir.
Eran personas que nunca las había visto pero eso nunca importo, fue muy buena experiencia, imaginarse lugares por el solo hecho de escuchar sus historias.
Hablando del voluntariado había diferentes horarios, eran de 4 y 5h por día, teníamos para cocinar como parte del intercambio de trabajar en el hostel.
Conocí buenas personas y también me invitaron a viajar a lugares al estar ahí o recibirme en lugares, Córdoba, Misiones, Buenos Aires, y muchos lugares más.
En una ocasión llegó Francisco, había venido por trabajo y paro en el hostel, me había preguntado algo y después de eso pegamos buena onda. En una ocasión me invito para ir a Obera, que volveríamos el mismo día me había dicho, así que como no conocía el lugar decidí acompañarlo. Él iba a trabajar un poco y cuando terminaba me pasaría a buscar.
Al llegar me fui a caminar por Obera la verdad es una ciudad muy linda, con calles en bajadas y subidas, que podías ver ese hermoso paisaje que te regalaba la naturaleza.
Fui por diferentes plazas, camine por la calle principal, era tan bonita.
Yo solo iba, ni sabía donde terminaba, a mi solo me gustó y fui, hasta que empecé a doblar y doblar, conociendo poco a poco. Me senté en varios lugares a hacer un poco de música, las personas que pasaban o estaban cerca me sacaban fotos y me preguntaban ¿de dónde era y a dónde iría? Entre las muchas preguntas.
La verdad me falto conocer y mucho de Obera, pero ya tendré otra oportunidad, que será cuando recorra las 23 provincias de la Argentina.
Ya estando devuelta en Posadas salía a la calle a tocar un poco de música, las personas lo veían al instrumento como algo raro, porque nunca lo habían visto antes, me preguntaban un poco de todo, me decían que era muy valiente para hacer eso de salir a conocer y vivir de esta forma.
Me invitaron a fiestas y muchas personas me sacaban fotos o me decían para sacarnos juntos jajaja, eso es lo mágico del viajar el recibir ese calor y energía positiva.
Los colores del hostel eran muy buenos, por momentos viajabas con esas mezclas.
Será uno de los lugares con muy buenas anécdotas.
El viajar es disfrutar de diferentes puntos de vistas del lugar al que vas o estas, no es moverte y moverte sin parar.
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