
Florianópolis
Mark tenía ganas de viajar para Florianópolis, así que me invito si es que quería acompañarlo con Hannah que en el aquel entonces andábamos teniendo algo juntos, el viaje era en unos días para descansar del hostel, nos íbamos en auto y como no conocía, solo escuché hablar de aquel lugar y también nuevos horizontes no vienen mal, así decidimos ir con él para embarcarme en una nueva aventura.
Habíamos salido una noche a las 00:00h aproximadamente, para evitar todo el transito que nos podríamos encontrar en la ruta.
Íbamos hablando de todo un poco, no se podía apreciar mucho los paisajes ya que era de noche. Estábamos a 1.200 km., solo pararíamos para comer alguna cosa, ir al baño y descansar las piernas ya que era un buen trayecto que por partes no se podía ir rápido por como eran la ruta y sabiendo que pasar São Paulo iba a ser llevadero, porque hay mucho tránsito por la gran cantidad de vehículos.
Brasil no me dejaba de deslumbrar, por todos lados hay morros, un verde tan encantador que parece que alguien lo pinto con un pincen y una muy buena acuarela.
La combinación del paisaje del cielo con el de la tierra te robaba la mirada y esté loco nuevamente ahí sin haberlo planeado, como siempre digo, las mejores cosas pasan cuando menos las piensas y solo dejas todo vaya fluyendo.
Fue un viaje de 24 horas, ya que en el camino tuvimos que parar para poder arreglar el auto ya que los rulemanes de la rueda izquierda de adelante estaba un poco mal, no lo arregló en Río de Janeiro porque no lo consiguió, así que nos mandamos pensando hacerlo en el viaje, eso podría ocasionar un gran accidente, ya que al andar hacía un ruido que se podía sentir y escuchar al levantar una buena velocidad.
Nos costó encontrar un taller de autos por la ruta porque todos eran solo para camiones, parece que los autos no se descomponen en el medio de la ruta en ese trayecto jajaja.
Después de hacer varias paradas buscando pudimos encontrar uno que nos guiaron en donde quedaba un buen taller. Al encontrar el lugar que reparaban, intentando sacarla quiebran la pieza, así que no podríamos salir de ahí si no lo cambiaban y para completar ellos no tenían para vender. Fue bastante difícil encontrar el repuesto, porque fueron a varios negocios pero ninguno tenía, en ese ida y vuelta buscando el repuesto dormimos un poco en el auto para que el tiempo pase más rápido.
Habremos estado 6 horas parados hasta que pudieron reparar y salir a la ruta nuevamente, esta vez ya sin problemas, era solo viajar sin que surja un problema que no nos deje llegar nunca llegar a destino.
Por momentos el silencio se apoderaba, era solo ver por la ventana y dejarse llevar por la naturaleza sacar fotos del camino tantas sensaciones mezcladas, porque esos paisajes parecían que te hablaban y te llamaban a recorrerlos sin ningún apuro, pero estábamos solo de pasada, así que solo le pude regalar mi aprecio hacía su gran belleza.
Después de 24 horas de viaje al fin llegamos a la casa de Don el amigo de Mark, nos estaba esperando sentado dentro de su casa, al llegar la noche estaba un poco fría y un poco cansados del largo viaje y el mal dormir.
Nos sentamos fuera en una de su casa para hablar y tomar unas cervezas, antes de ir a dormir.
Al otro día Don nos ofreció para ir con el a llevar a su hija a la escuela y de paso mostraría la playa do Campeche, la verdad era muy linda, en ese momento casi no había personas, al frente está la Ilha do Campeche, nos había dicho que en temporada alta en ese lugar había muchos argentinos.
Nos habían hablado de que ahí cerca estaba la trilha morro do Lampião, todo el camino parecía que era hecho por personas, lleno de cables por todos lados, con muchas piedras en el camino, habían dicho que la podías hacer en auto hasta una antena y desde ahí caminando porque ya no había espacio para que el auto entrara, si quisieras, hay dos caminos uno para izquierda y otro siguiendo recto, el primero daba a una vista muy linda de las playas, tenía algunos árboles que tapaban un poco la vista por lo alto que eran, igual se podía apreciar una gran vista que se tenía.
Luego por el otro camino, era muy lindo, con muchos caminos para ir doblando por todos lados, parecía fácil de perderse, pero el camino por el que fuimos fue el correcto, sentado con una inmensa vista de Florianópolis, se podían apreciar lugares que ni te imaginas que los llegarías a conocer estando ahí abajo. Tuvimos el placer de ser testigos de eso, solos en la paz de la naturaleza, con algunos animales que pasaban y el sonido de los árboles y los pájaros cantando muy felices o mandándome a la mierda en idioma de pájaros jajaja.
El poder verlo con tus ojos no se compara ni un poco a lo que saca la mejor cámara que pueda existir, porque esa energía que podes sentir al estar ahí nada te la da.
Estuvimos primero en una piedra un poco pequeña, así que seguimos un poco más por la trilha hasta la piedra que estaba alado y en la cual te podías acostar a esperar esa linda puesta de sol, con el viento acariciándote muy suavemente, estando un poco lejos y no tanto de los ruidos de la ciudad.
Para volver estábamos a una hora más o menos de la casa de Don y volveríamos a pie, estaba a unos 6 km, me había explicado como era para poder llegar sin muchas complicaciones, así que fue bastante fácil y en el camino lo encontré a Don en su puesto de comidas Chakalaka Street Food, como él tenía que volver a su casa nos alcanzó de paso en su vehículo.
El otro día nos fuimos para la Praia do Matadeiro, pasamos por un puente que da para tirar unas fotos muy buenas con una vista increíble, el mar lleno de surfistas y un morro en el cual el mar quebraba con las piedras y una brisa tan suave y cálida, te transmitía tanta paz inimaginable.
Me fui a caminar para conocer un poco el lugar, llegué hasta el final de donde estaba un camino sin tener que entrar en la playa que estaba tapada por el agua. Se podía ver muchos restaurantes arruinados porque la marea subió tanto que los fue poco a poco quebrando y por seguir así creo que no pudieron repararlo en ese momento.
Recuerdo que había unas piedras en el medio del bravo mar, en el cual se me ocurrió sacarme unas fotos, en las primeras de lo más bien, cuando quise pasar a la siguiente, parecía que no era profundo y confiado baje la pierna dando un pequeño salto, en el que me voy para abajo del agua, porque no era nada playo jajaja y ahí el mar hizo de las suyas y me robo los anteojos que los tenía desde el día que salí de viaje, no sé si era una señal de comprar uno nuevo o el mar quería lucir unos nuevos lentes jajaja.
Recuerdo que hicimos la trilha de Praia Naufragados para acampar allá y pasar el cumpleaños de Hannah, solos ella y yo en la noche, sin conocer el camino, ni nada, en plena noche era una buena aventura, llevaba una mochila con la carpa un poco de comida, un vino, torta y una que otra cosa, tenía algo de peso, pero no mucho para dificultar la caminata. El camino era bastante empinado en el principio, luego fue bastante fácil ya que era más recto, por partes un poco revalorizó con piedras mojadas con un lindo sonido de la naturaleza.
Si apagaba la linterna no conseguías ver ni tus propias manos de la oscuridad que había.
Luego de caminar casi una hora, se podía escuchar el ruido de una cascada bastante grande que no la conseguimos ver porque era invisible en esa oscuridad de la naturaleza.
En el camino a la playa se pasa por una mini cascada en donde podes tomar un poco de agua que te refresca aparte de estar exquisita, es bien limpia, los dos la tomamos y no la pasamos mal.
En una parte del camino había colgado entre árboles un filtro de sueño fue un poco raro y empecé a bromear con la película The Blair Witch.
Creo que después de 1 hora y 20 habríamos llegado al fin en el espacio verde que está antes de la playa, un espacio bastante lindo era el césped bien rebajado, una noche espléndida, estrellas, nubes y rodeado por nada más que naturaleza.
Caminamos hasta la playa, eramos solo ella y yo en un principio, con la compañía mar y el viento. En verdad muy lindo, lejos de todo en plena noche, a lo lejos pudimos distinguir una luz prendida, nos acercamos y había un señor, al que le pregunté por un camping que me habían dicho por ahí cerca, pero me dice ese día estaba cerrado, se lo agradezco y volvemos hasta dónde se encontraba el camping, para armar la carpa de todas formas pues no había nadie que nos diga que no o algo parecido.
Buscamos un buen lugar para armar la carpa hasta que vemos una parte que era como lugar todo cerrado por plantas y enredaderas, en donde el viento no llegaba y era perfecto para armar la carpa.
Había dicho que en un principio que estábamos solos porque de la nada aparecen un chico y una chica eran un uruguayo y una argentina que estaban acampando cerca nuestro, nada más que no los vimos por la oscuridad del lugar, me puse a hablar un poco con ellos hasta que se van a su carpa, estaban viajando mal jajajaja.
Como la caminata fue larga después de hacer ese recorrido e instalarnos el hambre se hizo notar, así que fuimos a comer lo que habíamos cocinado en la casa de Don, eran un poco de fideos con salsa y verduras con pollo, después de eso si volvimos a sentarnos fuera, era una noche tan hermosa y genial.
Cuando se hicieron cerca de las 00:00 h. entramos en la carpa, prendimos las velas y a las 00:00 le canté feliz cumpleaños a Hannah, descorchamos el vino y nos fuimos a a sentar en el césped, a unos 10 metros de la carpeta, tenía una vista muy bella, en la cual podría apreciar el cielo lleno de estrellas ya que no había contaminación de ninguna luz y tampoco nubes, fue un presente de la naturaleza para ella en su día.
Me gustaría poder volver a tener esa gran vista en alguna otra ocasión, era fantástica y más con uno para conectar con la tierra.
Esa sensación que es estar vivo, el poder estar aquel lugar es algo tan maravilloso que la vida te regala, solo tienes que llegar hasta allí.
Son anécdotas que uno nunca se las va a olvidar, porque son cosas tan lindas que suceden sin que uno se las imaginé o planifiqué.
Al otro día al despertarnos fuimos a dar unas vueltas por la playa, nos sentamos de lo más bien a aprovechar ese hermoso lugar, con esa vista placentera frente al mar, que lo teníamos solo para nosotros.
De la nada llega la policía forestal, se acercan hasta donde estábamos, nos preguntan si era el dueño de la carpa gris y en ese momento nos piden los documentos, dijeron que no podía acampar en ese lugar porque era una reserva o algo así, a lo que respondí que nada más estuvimos ahí por la noche, que en poco ya nos estábamos yendo.
Habíamos dejado la carpa cálculo a más de 30 metros sin poder verla, cualquier persona podía haber hecho cualquier cosa, pero no tuvimos ese pensamiento negativo.
Uno al tener pensamientos negativos solo atrae cosas negativas.
Desarmamos la carpa, arme la mochila y pasamos por la casa de una señora que vendía agua, a la que le compramos dos botellitas y de paso le pedimos si es que nos podía guardar las cosas, dice que sí sin ningún problema, entonces dejamos todo y fuimos a caminar por la inmensa playa de Naufragados.
Estando cerca del mar si te dabas vuelta y mirabas hacia donde están todas las plantas podrías ver muchas carpas entre los árboles, eran de las personas que vivían ahí que en la noche no se registraba ninguna a simple vista.
Era un paisaje natural muy lindo.
Se ve que no estuvimos tan solos como me lo imagine.
En el fin de la playa había una casa abandonada, me habían contado algo de ella pero no lo recuerdo bien, creo que era que podías acampar dentro si es que no querías pagar el camping.
Al regreso, para salir de la trilha, al ir a buscar las mochilas y ya en camino para la casa de Don, me crucé con la señora que vendía agua, estaba pasando con su hijo que iba para la escuela parecía.
Ya casi saliendo le di de comer una vaquita unas frutas que sobraron en la mochila, me dio un poco de pena por él como nos veía, era como un perro al que le das de comer y después te quiere seguir, la vaca lo intentó nada más que tenía un cerco que se lo impedía, así que me quedé mirándola todo el camino hasta que desaparecí en la esquina que me tapaban las plantas.
Al otro día Florianópolis amaneció lluvioso eso no impidió a que salgamos a dar una vuelta es solo agua, así que nos fuimos para conocer un poco el hermoso lugar en el que estábamos, primero fuimos para Barra da Lagoa, el camino hasta ahí fue rodeado de hermosos árboles un trecho fue de pinos y de una mezcla de varios tipos de plantas.
Lo que estás leyendo eran lo que reflejaban mis ojos, creo que te podrías imaginar un poco lo hermoso del paisaje que tenía frente de mí. Y al llegar al lugar se podían ver muchos pájaros típicos de los puertos, muchos peces saltando en el agua, negocios que vendían peces más que frescos, vista increíble de morros con hostels y casas en el medio del verde, es un lugar grandioso, me gustó mucho poder visitar aquel sitio, había una suave llovizna y un encanto particular.
De regreso hicimos una visita al Mirante do Morro da Lagoa da Conceição desde ahí se tiene una gran vista que te roba la mirada, se podía ver que en la costa el nivel del agua estaba un poco baja y se podía distinguir un poco de arena bajo del agua.
Esto de viajar te hace conocer cosas muy lindas, sin esperarlas todo va fluyendo, en los cuales hay momentos que hay cosas para hacerlas de forma espontánea, no da para pensarlas solo disfrutar de cada momento sin tener vergüenza, la vida es una sola no se vive de pensamientos, para que en tu cabeza no haya voces diciéndote pude haberlo hecho aquella vez, pero no tuve coraje.
Creo que no lo explique antes la casa es bastante linda, tiene un gran patio con un árbol con unas escaleras en las que te puedes sentar encima de él porque tiene como un piso de madera, también tenía una hamaca paraguaya y casi todas las paredes del frente son de vidrio, el cuarto en el que dormía también tenía unas puertas de vidrio que daban al patio.
Otro lugar que fuimos a visitar fue Pântano do Sul, el cual tiene un café muy famoso y antiguo Arante es el nombre, hay mucha decoración de mensajes que personas fueron dejando escritos en papeles que hay para poder hacerlo, también fotos, decoraciones y una señora bastante anciana que hace una oración en las espaldas de las personas, es bastante conocida.
Llegamos al lugar de coincidencia, nos habían explicado pero no sabíamos que era ese lugar.
Recuerdo esa mañana fue un poco fría el viento estaba un poco fuerte, nos sentamos a tomar un café, el mar estaba un poco bravo, un poco intranquilo con su brisa que da esa sensación de un fuerte abrazo y caricias del mar.
Quién lo diría Feda escritor, nunca lo imaginé, pero es algo que en verdad me gusta.
Al leer las historias, anécdotas y momentos te hace un tic en la cabeza que te hace recordar las cosas que fuiste haciendo en esos lugares.
En el bar hay una silla bien artesanal fabricada con un timón de un barco, muchas cosas antiguas por todos lados, la verdad me gustó mucho ese lugar.
Lo bueno de Florianópolis aparte de todo lo lindo que viví allí, fue que pude conseguir yerba para el terere, había muchas marcas pero la única buena es Tereré Quero Maís menta e limão, es un paquete verde que brilla como las de las galletitas, por si andas por allá y queres unos buenos mates o teres ya sabes..
Después de todas aquellas lindas historias para no olvidar, era hora de volver para Río de Janeiro.
Recuerdo que salimos temprano de Florianópolis más o menos 03:20h. para no agarrar tránsito.
Al volver pasamos por el litoral la verdad qué tiene tantos paisajes hermosos muchos, árboles por todas partes lagos y animales.
El día estuvo con un poco de llovizna qué dejó una hermosa tarde gris, el paisaje que la naturaleza nos regala.
Pasamos por una ruta muy linda entre cerros y muchas curvas bien coloridas y una vista más que magnífica, tierra colorada como la de Misiones Argentina, es una mezcla de un césped bien mantenido que está acompañado de árboles bien tupidos.
Algunas del viaje
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Barra da Lagoa
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Mirante do Morro da Lagoa da Conceição
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Trilha Morro do Lampião
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Pântano do Sul
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Paseando
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Praia do Matadeiro
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Trilha de Praia Naufragados
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