El día había comenzado y nos colgamos un poco hablando con las personas del hostel pues era una despedida porque las rutas nos llamaban.

Teníamos pensado Puerto Iguazú o Encarnación, la segunda opción era 1 hora y poco para llegar a destino, pero terminamos eligiendo irnos 306 km a dedo. Habremos caminado unos 16 km., porque nadie nos llevó y era mejor avanzar que quedarse en el mismo lugar.

Estábamos caminando por lugares que nunca habíamos estado y yo la verdad solo caminaba tranquilo de la vida, sin preocupaciones, no conocía ni por foto en el lugar que estaba, pero ese no era ningún problema porque es lindo conocer nuevos lugares.

Al llegar a una estación de servicio, preguntamos si podíamos armar la carpa y nos dijeron que podíamos armarla detrás del acoplado que estaba al lado de la estación.

Al día siguiente, nos despertamos tipo 07:00h con ese sol que nos iluminaba el día, muy resplandeciente para poder observar toda la hermosa naturaleza que teníamos cerca.

Salimos para continuar el viaje un poco temprano y con las energías renovadas. Nos equivocamos de camino y nos habremos pasado creo que unos 2 km, en donde nos pusimos a hacer dedo en las dos direcciones porque no sabíamos para donde era jajaja, pero por suerte una pareja paro en su camioneta y nos llevó por el camino correcto jajaja, fue como en una película porque primero paso, se fue bastante lejos, para y vuelve de marcha atrás. Nos dejaron en el medio de la ruta porque iban para Cerro Cora, solo lo escuché, no busqué fotos ni nada ahora que lo pienso.

Me puse a hacer malabares en el borde de la ruta como no había nada para hacer que no fuera esperar que alguien parase.

Como el tiempo pasaba y nadie paraba decidimos caminar un poco, ya que también el agua se estaba terminando y no había de donde sacar. Fuimos por el borde de la ruta, mientras íbamos fui buscando un cartón o algo para escribir algo para que nos llevaran, encontré un pedazo de madera perfecta para escribir. La frase se la copié a un profesor de historia que fue por el hostel en el que estuve en Posadas,

Puerto Iguazú o hasta donde pueda!!!!

En un momento a lo lejos veíamos un camión que estaba parado, le dije vamos ese nos va a llevar, pero al llegar nos dice que él no nos iba a llevar, pero el auto de enfrente a ellos sí, ya que paro por nosotros y de ahí trotamos hasta el auto.

La señora me dijo con risa que había parado por la placa en la mochila. Ellos iban hasta San Ignacio - Misiones y nosotros de lo más bien, todo nos sirve para avanzar le dije. 

Era un pueblo que al verlo era como que transmitía paz, muy tranquilo y casi sin movimiento, con muchos árboles con su verde y tierra colorada, típica de la ciudad de Misiones.

Fuimos a un camping detrás de una estación de servicio y nos pegamos un buen baño en la Shell. Después de ese viaje que nos mandamos esa agua estaba especial.

Al estar en otra sintonía, más relajados fuimos a pedirle agua a unas personas que estaban cerca del camping, que nos terminaron presentando a toda la familia y preguntándonos un poco de todo, nos habló de un chavon que salió de viaje como nosotros lo estábamos haciendo y que nunca volvió, que si escuchaba su nombre que le mande saludos y que lo sigue esperando.

Nos contó de Las Ruinas de San Ignacio, por el nombre ya me parecía aburrido, pero decidimos irnos, se nos ocurrió dejar todas nuestras cosas en la casa de la señora que era la primera vez que la veíamos (con una sensación de bueno ya fue).

Y fue como lo pensé, a mí no me llamó la atención, habíamos entrado por un portón sin pagar y nos fuimos al baño, recorrimos un poco hasta que nos corrieron jajajaja. Por suerte no pagamos ya que la verdad no me gustó el lugar.

De ahí decidimos volver, en el camino preguntamos para trabajar vendiendo chipas, pero al final no llegamos a hacerlo porque el dueño no estaba y teníamos que esperarlo.

Volvimos a buscar las cosas por la casa de la señora, en donde terminamos tomando un vino con el hijo, su padrastro y unos amigos, hasta que la hora paso y fuimos en la búsqueda del hostel, pagamos por carpa y terminamos durmiendo en las hamacas paraguayas porque la noche estaba muy linda, el cielo con estrellas y ese viento rico de las noches (sin mosquitos por suerte).

Al otro día decidimos seguir el viaje a dedo, nos paramos con el cartel y todas las buenas energías pero nadie paraba y las horas pasaban como todos los vehículos sin detenerse. Hasta que en un momento decidimos ir en colectivo, era comprar un pasaje a Puerto Iguazú o Encarnación, elegimos por Encarnación porque estábamos más cerca creo y porque teníamos donde quedarnos.

La verdad no me gustó porque habíamos conseguido avanzar varios km. a dedo para luego regresar por cambiar de destino. Pero ya decidimos y emprendimos camino hasta la terminal y en poco ya estábamos en el colectivo de regreso para Posadas, para poder pasar a Encarnación.